miércoles, 30 de diciembre de 2009

Becas, un trampolín para el empleo.

Es su primera toma de contacto con el mundo de la empresa. Javier Pérez Toril tiene 22 años, estudia Ingeniería industrial en la Universidad Politécnica de Madrid y lleva tres semanas de becario en el departamento de consumo de la empresa 3M. “Nunca había trabajado en una empresa y ahora tengo la posibilidad de poder conocer como es el mundo del trabajo”, cuenta Pérez Toril, que asegura que desde un primer momento le han dado responsabilidades y se ha sentido integrado en la organización. Es el mismo sentimiento que tiene Alexandra Ríos, de 24 años y licenciada en Administración y Dirección de Empresas especializada en recursos humanos y marketing, que hasta después del verano disfruta de una beca de trabajo en L’Oréal. “Estoy implicada en un proyecto y tengo la responsabilidad de un trabajo. No hago fotocopias ni soy la chica del café. Esto es serio”, afirma Ríos. Gestionar la figura del becario no es tarea fácil. Tradicionalmente muchas empresas consideraban que este tipo de empleados, lamayoría recién titulados o a punto de finalizar sus estudios y sin experiencia laboral, servían para cubrir vacantes con mano de obra de barata en época de vacaciones, o bien para asumir trabajos considerados como menores dentro de las organizaciones. Por esta experiencia ha pasado Carlos Hernando, de 25 años y alumno de Ingeniería Técnica de Telecomunicaciones, que acaba de dejar una beca en una importantemultinacional estadounidense de telecomunicaciones. “Más que de formación era una beca de explotación. No me aportaba nada porque, después de varias entrevistas de trabajo, entre ellas una prueba de inglés y de capacidad de liderazgo y de trabajo en equipo, me pusieron a trabajar de administrativo. No hacía nada relacionado con mis estudios”. Ante este panorama, decidió dejar la beca, que “entiende que son útiles si sirven para formar”.
Cualquier persona, incluido el becario, que se incorpora a una empresa debe aportar algo. Así lo cree la secretaria general de Renta Corporación, Esther Giménez, quien añade que los becarios no deben ser despreciados por la empresa, ya que supone la entrada y formación de nuevo a la compañía. “Suelen ser jóvenes que salen de la universidad, savia nueva, muy necesaria para la empresa”, asegura. Uno de los errores más habituales que se comete en las empresas es arrinconar al becario. “Son personas que van a aprender y que requieren una inversión de tiempo para adaptarse y conocer el mundo de la empresa”. Pero también hay compañías que tienen totalmente profesionalizada el trato y la gestión de los becarios. Es el caso de General Óptica. Lo relata el responsable de becarios en el departamento de recursos humanos,Marc Nicola: “No podemos caer en la tentación de ver al becario como soporte de las sustituciones de verano o como mano de obra para desempeñar trabajos menores. Hay que tomarse en serio su aportación a la empresa”. Por eso, en General Óptica tienen diseñado un guión formativo para que todos los estudiantes, el 90% de Óptica, puedan conocer de primera mano todos los detalles relacionados con su profesión, además de otros aspectos competenciales, como trabajo en equipo, capacidad de aprendizaje o iniciativa. “Pero además todos los becarios disponen de un tutor o responsable que les acompaña en todo este tiempo”, señala Nicola, quien asegura que el 80% de los becarios suele quedarse en alguno de los 190 establecimientos que la compañía tiene repartidos entre España y Portugal. Las becas se han convertido en una cantera para encontrar talento, que no deben despreciarse. “No pueden hacer lo que hicieron conmigo, quemepusieron a hacer trabajos triviales.Mi beca estaba bien remunerada, pero el dinero no lo es todo. Quería aprender algo relacionado con mi trabajo”, señala Carlos Hernando, tras haber abandonado una multinacional. Algunas universidades, como la Autónoma de Barcelona, controlan que el alumno que realiza prácticas en empresas sea utilizado como mano de obra barata. “Les preguntamos, a través de evaluaciones, tanto a la empresa como al alumno, cómo transcurre ese periodo de aprendizaje, que debe ser de beneficio mutuo”, señalaMontserrat Caro, directora del departamento Trabajo Campus de la citada universidad, que se encarga de facilitar a los alumnos el acceso a la empresa, a través de prácticas profesionales compatibles con los estudios. “El 37% de los alumnos consigue un contrato laboral en la empresa en la que ha realizado esas prácticas. Son muy valiosas para los alumnos porque es unamanera de inserción laboral, pierden el miedo a enfrentarse al mundo del trabajo, además de proporcionarles experiencia”. Bien gestionadas, son un premio. Como el que recibió GabrielaMartínez, que tras seis meses de “aprendizaje y formación” en General Óptica, ha conseguido el ansiado contrato.

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