miércoles, 30 de diciembre de 2009

Más productividad y menos presencia.

Hablamos en estos últimos tiempos de conciliar nuestra vida laboral, familiar y personal, de flexibilidad horaria y de reducciones de jornada. Pero ¿qué sucede con esos largos horarios que sufrimos en España y que tan poco ayudan a conciliar?
La Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles y su Normalización con los de los demás países europeos estudia desde hace años la importancia del cambio del horario laboral en nuestro país y los beneficios que supondría una aproximación a la realidad europea.
La productividad española es casi la más baja de la Unión Europea, pero nuestra jornada laboral la más larga. ¿Qué es lo que falla? Los expertos hablan de causas técnicas, de una necesaria modernización tecnológica, de una mejor organización del trabajo, de una mayor inversión en educación y formación?Y de la necesidad evidente de un cambio cultural en las empresas que valore más la eficiencia que la presencia física del trabajador.
Limitar el tiempo dedicado a las comidas (reducir esas dos horas diarias), flexibilizar los horarios con las jornadas continuas y a tiempo parcial en lugar de las generales jornadas partidas y poder optar por el teletrabajo serían algunas medidas que facilitarían obtener una mayor productividad. Conseguiríamos más tiempo para nuestra vida personal y familiar, un mayor equilibrio emocional, poder dormir más horas (dormimos una media de cuarenta minutos menos que el resto de Europa) y menos estrés (uno de los principales motivos de absentismo laboral)

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