miércoles, 30 de diciembre de 2009

Consigamos la igualdad empezando por el idioma

Nuestro idioma, el español, es muy rico en matices; tenemos multitud de formas para transmitir una misma idea, por eso debemos cuidar mucho nuestra expresión para incluir a todas las personas sin que haya discriminación por razón de sexo.
Este aspecto se debe vigilar especialmente en el mundo de la empresa donde es muy habitual hablar de "empleados", "director de tal área", "técnicos", etc. Es decir, se utiliza el género masculino para referirse tanto a hombres como a mujeres.
Si estamos luchando por conseguir social y laboralmente la igualdad entre ambos sexos, no debemos obviar el lenguaje que, lejos de ser únicamente una forma de expresión, es un vehículo del pensamiento que tiene multitud de connotaciones.
Por todo ello, en nuestras manifestaciones verbales y, sobre todo, en nuestros escritos -comunicaciones, proyectos, cartas, etc.- debemos utilizar un lenguaje inclusivo en el que ambos sexos estén representados.
Para conseguirlo, podemos emplear algunos de los siguientes recursos:
- Sustantivos abstractos: Ej. No: "Los directores se reunieron". Sí: "La dirección se reunió".
- Sustantivos colectivos: Ej. No: "Los empleados deben ser puntuales". Sí: "La plantilla debe ser puntual".
- Verbos en impersonal: Ej. No: "Los jefes decidirán". Sí: "En la jefatura se decidirá".
- Pronombres sin marca de género: Ej. No: "El que quiera acudir". Sí: "Quien quiera acudir".
- Expresiones sinónimas: Ej. No: "Los que estén interesados". Sí: "Quienes tengan interés".
- Profesiones en femenino cuando el referente sea una mujer: Ej. No: "La ingeniero técnico Mercedes Melguizo". Sí: "La ingeniera técnica Mercedes Melguizo".
- Desdoblamientos: Ej. No: "Los derechos de los trabajadores". Sí: "Los derechos de los trabajadores y de las trabajadoras". Este recurso debería utilizarse sólo si no hay otra opción y preferiblemente en escritos.
Estas son sólo algunas de las opciones que tenemos para utilizar un lenguaje no sexista. Muchas veces, nuestro sentido común nos indicará la forma más adecuada de expresarnos sin excluir a las mujeres de nuestras comunicaciones. Quizá al principio nos cueste porque tenemos muy interiorizado el uso del masculino genérico e inconscientemente los hombres y las mujeres lo usamos.
En cualquier caso, no debemos "rizar el rizo" y caer en exageraciones creando palabras en femenino que no tienen razón de ser. No está bien decir "los miembros y las miembras" cuando la palabra "miembro" es un sustantivo común que designa a cualquier persona que forma parte de un conjunto, comunidad o cuerpo moral independientemente de su sexo.

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